martes, 6 de febrero de 2018

El Museo de Medina aumenta su fondo con una cabeza romana


El Museo Arqueológico de Medina Sidonia ha incorporado recientemente a su fondo una cabeza de mármol de época romana que representa a un hombre de avanzada edad.
 La pieza se encontraba hasta ahora en los almacenes del Museo de Cádiz, desde el año 1994 en que fue trasladada a la institución provincial, tras ser descubierta en el transcurso de la tercera campaña de excavaciones que se estaba desarrollando en el conjunto arqueológico romano situado, precisamente, en los bajos del museo asidonense, entre las calles Espíritu Santo y Ortega.

La cesión de esta escultura ha sido posible gracias a la solicitud cursada por el ayuntamiento a la Dirección General de Museos de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, en una gestión iniciada en el mes de julio de 2017 desde la dirección del Museo Arqueológico de Medina Sidonia; agradeciendo al Museo de Cádiz la ayuda prestada para hacerlo realidad y el que se haya efectuado en un plazo de tiempo tan corto, teniendo en cuenta que este tipo de cesiones lleva un trámite para su autorización relativamente complejo, al tener que documentarse y justificarse dicha solicitud, habilitar todas las garantías de seguridad en su traslado y contar con todas las medidas idóneas de conservación y protección en su nueva ubicación.

En estos días se están gestionado los últimos detalles del montaje de esta cabeza junto al resto de la amplia colección de esculturas romanas que se exponen en el Museo de Medina Sidonia, por lo que muy pronto podrá ser apreciada por el público.

Esta pieza tiene una gran importancia para la exposición permanente del Museo Arqueológico de Medina Sidonia, porque viene a completar la serie de retratos de particulares y miembros de la familia imperial con los que ya cuenta en su sala dedicada a la época romana, al tratarse de una pieza en mármol del siglo I a.C., probablemente realizada en un taller escultórico local, de esta misma ciudad llamada entonces Asido, y por tanto, con una cronología de las más antiguas por sus características que se conoce hasta ahora.
           
La escultura presenta un estado de conservación muy deficiente, con la nariz y las orejas rotas, multitud de pequeñas fracturas y un gran desgaste de toda la superficie, motivados por el rodamiento que sufrió y por el hecho de haberse utilizado como material de construcción, ya que fue hallada formando parte de un muro moderno medianero entre dos fincas. Pero, a pesar de ello, es bien reconocible que se retrata a un hombre anciano, de cráneo alargado en el que apenas se representan cabellos, con una amplia frente surcada de arrugas, que también son patentes en torno a los ojos, la boca y el cuello, signos de la avanzada edad del personaje, siendo este tipo de retratos naturalistas muy frecuentes a finales de la época republicana romana. Presenta en la parte inferior del cuello una prolongación más estrecha, que sirvió para encajar la cabeza en una estatua, posiblemente un togado. Este tipo de esculturas solían formar parte de un monumento funerario, que debió situarse en alguna de las necrópolis conocidas situadas fuera de la ciudad, y desde allí se trasladaría la cabeza como un material pétreo más, reaprovechado para la construcción del muro en el que se encontró en el año 1994.

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