A menudo estamos habituados a la restauración de bienes patrimoniales, olvidándose quizás un aspecto tan importante como la restauración, y cuyo objetivo es el mismo: la preservación del patrimonio cultural para las generaciones venideras. Hablamos de la conservación, como medio para mantener el bien mueble o inmueble durante el mayor tiempo posible.
Hace poco conocíamos la noticia de la restauración del báculo de la imagen de san Pedro que preside el altar del mismo nombre en la iglesia de santa María. Ojeando el lugar donde se encuentra, más le valdría el arreglo al propio altar, dado su alarmante estado de conservación.
Debido a la falta de mantenimiento, a la problemática del templo (humedad, filtraciones...) y sobre todo al material con el que está realizado (además de madera, hay partes hechas con yeso) nos encontramos con desprendimientos, roturas, despigmentaciones... que hacen urgente una intervención para intentar paliar el deterioro al que se está viendo sometido.
Quizá parezca a priori fácil la solución, pero conociendo el templo en el que está inserto, sería necesario abordar de una vez por todas un plan director en el que llevar a cabo la tan ansiada (y prometida) restauración integral del edificio, Bien de Interés Cultural. No concebimos una restauración y conservación de los bienes muebles del interior sin hacer también lo propio con la construcción que los alberga. Paliar los problemas estructurales del templo ayudarán a conservar mejor los retablos, pinturas... que atesora en su interior.
Los responsables del templo deben de una vez por todas tomar cartas sobre el asunto. Esta ciudad no se puede permitir seguir perdiendo patrimonio eclesiástico.
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