viernes, 20 de septiembre de 2013

Ermita de Santa Ana (II)


He aquí las razones que en 13 de Mayo de 1633 movieron al Concejo para acordar - "que por quanto esta Ciudad de Medina Sidonia está muy vexada de los aires y particularmente del levante que la tiene muy oprimida y necesitada por llevarse los frutos del ordinario, y esto conocidamente es por nuestros pecados, y para aplacar á Dios Nuestro Señor y suplicar á su Divina Majestad se sirva de dar remedio á esta necesidad y quitarnos esta plaga, valiéndose de los medios aprobados por nuestra Santa Madre Iglesia, esta ciudad toma desde hoy por su intercesora y abogada á la gloriosa Señora Santa Ana, para que lo pida á su Divina Majestad, y en hacimiento de gracias de ello esta ciudad le ofrece decirle todos los años una misa cantada en su ermita el viernes inmediato después del día de la Ascensión de N. S. Jesucrhisto, á la cual se ha de asistir por ciudad y ofrecerle una limosna".

Al citado acuerdo sigue una diligencia, de la cual resulta que en el mismo día 13 de Mayo de 1633 se presentaron en la capilla mayor de la parroquia de Santa María de la Coronada
el Corregidor Don Juan de Sandoval,
el Capitán Alonso de León, Alcalde honorario de los Hijosdalgo,
el Capitán Don Fernando Caballero,
el Sargento mayor Alonso López Herrera,
Don Manuel de Pareja Espínola,
el Capitán Alonso de Medina,
el Capitán Don Juan de Novela,
Don Alonso de Amaya y
Diego Sánchez Cote, regidores, los cuales, en forma de Ciudad, hicieron relación del acuerdo y de la promesa, ofreciendo todos por voto solemne guardarla y cumplirla, según certificó el escribano mayor del cabildo, Capitán Don Alonso Olvera Butrón, que autoriza el documento.
(Hace muchos años que no se cumple el expresado voto).

En el siglo XVIII existió una hermandad ó cofradía de Santa Ana, cuyo objeto era practicar obras de caridad. En 1720 fueron mayordomos de ella Antonio Pérez y Francisco Fernández, y en 1725 hermano mayor Don Francisco Montes de Oca. Tanto los primeros como el segundo solicitaron y obtuvieron licencia para dar corridas de toros é invertir sus productos en la restauración del altar mayor de la ermita.
De las fundaciones piadosas cuyas rentas debían aplicarse á misas en Santa Ana, conocemos las de Antonio Sánchez Carrión y Don Cristóbal Parra.

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